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La Haya

Memorias de guerra: Una heroína de los Países Bajos

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Cultura neerlandesa

Se lanzó en paracaídas sobre territorio ocupado por los alemanes, distribuía información subversiva en todos los Países Bajos y cruzaba las filas enemigas portando microfilmes en su ropa. Si bien parecen escenas de una película de guerra, son hechos de la vida real que fueron protagonizados por Jos Mulder-Gemmeke (1922 – 2010).

Esta es la historia de la vida de una señora condecorada por su heroísmo. Fuera de la entonces reina neerlandesa Guillermina, la señora Mulder es la única mujer que ha sido galardonada con la más alta orden militar neerlandesa. Cada 4 de mayo la señora Mulder colocaba una corona de flores en el Monumento del Dam, en Ámsterdam.

Una enfermera en La Haya

Jos Gemmeke tenía 17 años cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. En esa época, ella y su hermana aún vivían en su casa paterna, en la ciudad de La Haya. El 10 de mayo de 1940, presenció desde el balcón de su vivienda el primer bombardeo alemán contra La Haya. Durante los días iniciales de la conflagración, Jos Gemmeke trabajaba como enfermera en un hospital de La Haya. Sin embargo, muy pronto entró, a través de un amigo, en contacto con la resistencia. Su ira contra los alemanes era indescriptible, los detestaba por haber invadido y ocupado su país, por llevarse a los hombres y por perseguir a los judíos. Este sentimiento se tradujo en 5 años de actividades en favor de la resistencia, comenzando con la impresión y distribución del proscrito periódico «Je mainteindrai» (Mantendré: el lema oficial de los Países Bajos).

Según contó ella, uno de sus amigos, Cock van Paaschen, vivía en la planta baja del Palacio de la Paz, donde su madre trabajaba como supervisora. Por las noches, ambos aprovechaban para hacer copias de su rotativo. Con tal fin, se quedaban encerrados los viernes para poder trabajar, sin interrupción, todo el fin de semana y tener la publicación lista para su distribución, cada lunes.

Un duro recorrido en… bicicleta

Inicialmente, ella asumió también la distribución del periódico, cuyos ejemplares transportaba en pesadas maletas en tren. A su juicio, se trataba de una operación peligrosa, y como, siendo joven, corría poco peligro de ser detenida, prefería encargarse personalmente. Con frecuencia, permitía a atentos soldados alemanes ayudarla a cargar la maleta y, se servía del coqueteo para desviar su atención.

Una de sus principales y más peligrosas misiones le fue asignada en 1944. El grupo de resistencia de Jos Gemmeke debía entregar información clasificada y fotografías en microfilm, en el cuartel general del príncipe Bernardo, en Bruselas. Con el material en el relleno de los hombros y en una polvera, Jos Gemmeke partió de La Haya… en bicicleta.

Fue un duro recorrido, durante el cual se disparó contra ella, por ejemplo desde aviones ingleses. La señora Mulder nunca más volvió a correr con tanta velocidad en bicicleta. Después de llegar a su destino, entregó los microfilmes personalmente al príncipe Bernardo.

Gemmeke después de la Segunda Guerra Mundial

Se lanzó en paracaídas con una pistola y cien mil florines

En Bruselas, el príncipe Bernardo la envió a Londres a bordo de un avión. Allí, ella recibió información para integrarse como agente del servicio de inteligencia británico, Special Operations Excecutive (SOE). Puesto que acababa de llegar de los ocupados Países Bajos, poseía valiosa información sobre la situación en su país.

En la noche del 10 de mayo de 1945, Jos Gemmeke se lanzó en paracaídas sobre territorio neerlandés, para continuar sus actividades en la resistencia. Todo salió bien, pese a que la altura era insuficiente, razón por la cual tuvo una caída fuerte. Aún hoy en día tiene en su poder los atributos que llevaba consigo en aquella ocasión: una pistola, un botellín con bebida fuerte para mitigar el impacto del salto, y un cinturón en el que llevaba cien mil florines para el movimiento de resistencia.

Pese a que, con su galardón militar, la señora Mulder-Gemmeke se cuenta entre las personas más valerosas de los Países Bajos, ella no lo consideraba así. Opinaba que no era una heroína, sino que se limitó a cumplir con su deber. A su juicio, es importante seguir conmemorando los hechos y participar cada año en las ceremonias que, cada 4 y 5 de mayo, se celebran en Ámsterdam, Wageningen y La Haya. ¡Qué no olvidemos nunca que fueron muchos los que dieron su vida en la Segunda Guerra Mundial!

Día Internacional de Conmemoración

Hoy, el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, el secretario general de la ONU destaca en Twitter: «Al recordar a quienes perdieron la vida en el Holocausto y honrar a quienes sobrevivieron, el mejor homenaje que podemos rendirles es la creación de un mundo de igualdad, justicia y dignidad».

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